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Charla de café con Alfredo Palacios

Lo espero en un café colorido típico de La Boca, imagino sus palabras, su tono de voz de innegable orador; qué se animará a confiarme me pregunto mientras lo veo entrar con su porte elegante, con sus bigotes en punta, alto sin serlo ayudado por sus tacos, delgado, con sus enormes ojos heredados de su madre, viste de riguroso traje negro, sombrero mosquetero y corbata voladora y tiene una mirada que de tan inquisidora es apremiante.
Nos saludamos como si nos conociéramos, con afecto, quizás por la empatía que genera la camaradería entre quienes profesan los mismos ideales, él sabía de mi militancia socialista.
Lejos de ponerme nerviosa ante este imponente hombre, comenzamos a charlar, me cuenta como anécdota que siempre fue inquieto y apasionado por la lectura, que a los ocho años en un acto escolar recibieron la visita de Sarmiento que los alentó a leer y les dijo que sólo los niños que leían podían convertirse en los grandes hombres del futuro; y que poco después de esa visita, cuando caminaba con un amigo por la calle Cuyo hacia la casa de su padre vio venir un hombre grueso, introvertido, que le llamó la atención por su caminar, y cuando supo que podía escucharlo le dijo: “Yo señor, soy un niño que lee”, Sarmiento se paró y en silencio le acarició la cabeza, faltaban años para que estudiase las obras de ese anciano, y ante ese mármol viviente, sólo le había dicho que sabía leer. Me contó que Faustino Sarmiento sonrió y le dijo “Bien hijo, así debe ser”.
Tras unos segundos de silencio y nostalgia, entre sorbos de café, le pregunto, Alfredo ¿así debe ser? ¿así debe ser este momento tan difícil para la política argentina? ¿así debe ser esta transición? ¿así debemos, los que levantamos las banderas de los valores y de las ideologías, resignarnos a los que llenos de demagogia y frivolidad se elevan como el cambio y la opción representando la antipolítica? ¿así debemos aceptar que se destruyan los principios que dieron orígenes a organizaciones centenarias que deben hacer profundos cambios para adaptarse a las coyunturas con sentido de autocrítica pero sin flagelamientos? ¿Cómo construir alternativas y opciones con base en la igualdad, la transparencia y los derechos y que sean elegidas por el pueblo? ¿Cómo hacer para que se opte por un verdadero proyecto con contenido y no sólo por una propaganda bien vendida?

Son muchas preguntas querida compañera, me dijo, pero trataré de darte algunos consejos desde mi humilde pero vasta experiencia.
Primero no te atormentes y mantén la calma, te lo dice quien se ha batido a duelo de pistolas en cada ocasión de ofensas. Segundo no te alejes nunca del horizonte trazado, uno puede elegir y cambiar muchas veces el sendero que te lleva al destino, pero lo importante es que no bajes la vista del propósito final. La coherencia mantiene vivos los valores, y son ellos los que en algún momento se impondrán, porque ¿cuánto más se puede convivir con la corrupción? ¿cuánto más va a soportar el pueblo argentino la vulneración de sus derechos? ¿cuánto prevalecerán las ideas conservadoras, excluyentes, que hoy se visten de cambio y progresismo cuando se les caiga el ropaje apenas asuman el gobierno?
Querida amiga, me dijo, no bajes los brazos ni dejes que otros los bajen. Nunca fueron fáciles nuestras luchas, pero valió la pena el esfuerzo y la militancia que durante décadas llevamos adelante para transformar realidades, para mejorar la calidad de vida de las clases trabajadoras, de los humildes, de las minorías, de los que menos tienen. Se puede triunfar desde una banca, desde la lucha militante, desde el poder, pero siempre con el pensamiento, con las ideas y con las acciones impregnadas de nuestros valores y principios, sin caer en dogmatismos, por la construcción de una sociedad mas justa, solidaria y feliz.
Recuerdo que por último me dijo, bátase a duelo, no con cuchillos ni pistolas, sino con las mejores armas, las ideas.

Mientras iba terminando el café con este increíble hombre, pensaba ¿por qué hacer difícil lo que es tan fácil? ¿por qué cuesta tanto lo que debiera darse naturalmente para convivir en un mundo de paz, con derechos y con dignidad?

En esta pequeña ficción intento homenajear a quien nos dejara ya hace 50 años, intentando imaginar los consejos que podría darnos quien hoy es considerado el mejor Legislador de todos los tiempos en América Latina.

“La política para mí es una disciplina moral, tiene un contenido ético, si no, es una cosa despreciable”. Alfredo Palacios


Viviana Yawny

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