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Los jóvenes de Río Cuarto más cerca de votar

Con el acompañamiento de muchos jóvenes en la Sesión, acabamos de aprobar en primera lectura, el proyecto que presenté en Octubre de 2012 con el objetivo de que los jóvenes de 16 y 17 años puedan votar en las elecciones municipales.

Para celebrar este gran paso en la defensa de derechos comparto con ustedes parte de mi discurso:

“Estamos convencidos de que la visión de la juventud es elemental para renovar la democracia, por lo que desde el lugar que ocupamos como funcionarios públicos elegidos por la gente somos los principales responsables de generar vías que faciliten la participación e incorporación de los jóvenes como ciudadanos plenos.
La reforma planteada en este proyecto ofrece una oportunidad a los jóvenes de 16 y 17 años de acceder a más derechos como también de asumir responsabilidades en una de las instancias más importantes de la democracia como lo es la elección de autoridades.
Quiero destacar el rol importantísimo que tuvo la Union de estudiantes Secundarios en todo el proceso de debate sobre el voto joven en el Concejo.
                      Estos jóvenes a través de marchas, foros, reuniones y adhesiones fueron y son claramente los actores principales en la búsqueda del voto de los jóvenes de 16 y 17 años.
                      Expresaron su defensa del voto joven como herramienta para visualizar un sinnumero de adolescentes interesados en el presente y en el futuro de nuestra ciudad.
                      Han defendido la militancia estudiantil como forma de reivindicación de la política y su poder transformador.
                       La propuesta, que deriva en una reforma de la Carta Orgánica y del Código Electoral, tuvo su origen, a principios de 2009, cuando junto a integrantes del área de la juventud de la Municipalidad de Río Cuarto comenzamos a desarrollar la idea de generar acciones tendientes a ampliar los derechos políticos de los jóvenes de la mano de convenciones internacionales como la “Convención de los Derechos del Niño” cuando consagra el derecho a participar y expresar libremente su opinión en los asuntos que les conciernen y en aquellos que tengan interés y como la “Convención Iberoamericana de los Derechos de los Jóvenes” cuando establece que los jóvenes tienen derecho a la participación política.
Está claro que podemos no dilatar más el tratamiento de este tema, más aún cuando estos mismos jóvenes están habilitados para elegir a las  autoridades que gobiernan el país.
Proponemos que el voto de los jóvenes de 16 y 17 años sea optativo y no obligatorio para que los que elijan votar sientan el compromiso de buscar la información y realizar su elección a conciencia. Esperamos, que se mejore y profundice la formación de los jóvenes y que esto lleve a que tengan una mayor preocupación por su ciudad, las instituciones públicas, y se sientan incentivados para ejercer una mayor participación.
Porque no solo les estamos otorgando mas derechos si no que, al mismo tiempo, estamos recordándoles que todo derecho también conlleva responsabilidades
Debemos pensar que esta medida también nos permite ampliar la participación ciudadana al estar incorporando más voces en el momento de decisión, algo muy importante si hablamos de democracia.
Hoy, quizás aún existan voces en contra de una mayor participación ciudadana de los jóvenes de 16 y 17 años, que los considerarían inmaduros y desinformados cuando en realidad esta demostrado que personas de esta edad poseen niveles de razonamiento similares a los del adulto cuando se trata de tareas de lógica formal o relacionadas con la toma de decisiones y en cuanto a la información que poseen, el hecho de que votar les resulte optativo llevará a que en el caso de que elijan hacerlo traten de informarse sobre esta decisión.
Se dice permanentemente que los jóvenes son el futuro, pero por sobre todo hoy son el presente, por ello además de la habilitación para votar a los menores de 18 años, debemos generar una agenda de cuestiones propiamente de las y los jóvenes, que se traduzca en más y mejores políticas públicas que incluyan las demandas juveniles, que profundice la formación cívica de los jóvenes y que esto derive en motivaciones para que tengan una mayor preocupación por la ciudad que desean, las instituciones públicas y su funcionamiento, y se sientan incentivados para ejercer una mayor y activa participación.
Podemos preguntarnos si Existe un momento exacto en la vida de las personas en donde se deja de pensar como un niño y se comienza a pensar como adulto?, si Las decisiones tomadas por un joven de 18 años tienen más fundamentos que las de uno de 16? O Cuándo le damos la oportunidad a los jóvenes de tener una participación real en los temas que afectan a nuestra comunidad?

Todo esto es parte de un proceso progresivo de reconocimiento de la capacidad de los jóvenes en materia de derechos humanos.
                      ¿Cómo se explica que un joven pueda ejercer el derecho político a elegir el Presidente de la República pero se vea privado de ejercer todo el resto de los derechos que adquiere una vez cumplida la mayoría de edad? Este argumento asume implícitamente que los derechos políticos sólo corresponden a los mayores. Este prejuicio ignora que, en la Argentina, la mayoría de edad y el derecho a sufragar estuvieron divorciados durante 97 años, sin que ello afectara la legitimidad del sistema electoral. Hasta 2009, la mayoría de edad se adquiría a los 21 años. Más aún, hasta la reforma del Código en 1968, se adquiría a los 22. Mientras tanto, el sufragio se ejerce de manera universal, secreta y obligatoria para todos los mayores de 18 años desde la sanción en 1912 de la ley Sáenz Peña.
                       Sumado a ello, no puede desconocerse que los adolescentes gozan del derecho a militar en un partido político, en un sindicato o en un centro de estudiantes, lo que presupone el derecho a asociarse con fines útiles y a expresar sus opiniones libremente. Casi todos los partidos contemplan en sus cartas orgánicas el derecho a ser adherente a partir de los 16 años. Así, en nuestra normativa nacional, jamás hizo falta ser mayor de edad para adquirir el derecho a participar en política. No obstante, aun aceptando todo lo anterior, hemos escuchado recurrentemente sentencias sobre la “manipulación de los jóvenes”. Efectivamente, una persona es perfectamente manipulable entre los 16 y los 18 años. Lo que soslaya este argumento es que los jóvenes pueden ser inducidos a opinar tal o cual cosa, del mismo modo, con los mismos mecanismos cognitivos y a través de los mismos instrumentos que todo el resto de los sujetos individuales que componen el demos votante.
                      Manipulables somos todos. Negar el derecho a sufragar por el peligro de manipulación equivale a negar la democracia misma. La posibilidad de ser engañados es el riesgo que asumen las sociedades que han decidido vivir haciéndose cargo de su propio destino. La pluralidad de voces enriquece el debate público, y esa riqueza de argumentos y visiones atempera el engaño. A mayor información, mayor libertad.
                       El argumento debería invertirse: la incorporación al demos de los jóvenes de 16 a 18 años, servirá para que los adultos sean menos manipulados en la percepción que se forman respecto de la realidad que viven (y sufren) esos jóvenes. Si votan, entonces habrá que escucharlos hablar con sus propias voces, y no con las voces prestadas por adultos que los interpretan. Una democracia más inclusiva significa una mejor democracia.
                       La historia de la democracia moderna demuestra que el peso electoral de un segmento social es el paso previo para demandar pacíficamente, y dentro de los canales institucionales, la vigencia plena de sus derechos. Esperar que la situación de los jóvenes prospere sin antes empoderarlos, presupone una apuesta a la buena voluntad de los gobernantes, lo cual es, en el mejor de los casos, un error de diagnóstico, asi por ejemplo la equidad de género prosperó después de que la militancia feminista conquistara el sufragio femenino.
                     La acción directa, la participación política y el peso electoral son objetivamente las mejores herramientas a disposición de los colectivos sociales para lograr que los gobiernos de todos los niveles promuevan políticas públicas que favorezcan los intereses populares.
                     En materia juvenil, el futuro llegó hace rato. Muchos jóvenes han retornado a la participación política activa. Los centros de estudiantes secundarios han visto el surgimiento de nuevos cuadros políticos con capacidad para promover y articular demandas escolares.
                    Han florecido gérmenes de militancia donde nada había.
                   La democracia argentina no debería desaprovechar la oportunidad de enriquecer las urnas incorporando una franja etaria que recién empieza a recuperarse del brutal disciplinamiento que sufrió en los años setenta.
               
                   Como en todos los procesos históricos, cada tiempo tiene sus particularidades. Si bien no es una cuestión masiva, parece observarse un renacer de la participación juvenil. Y este fenómeno no se observa sólo en las juventudes partidarias, también en las distintas organizaciones de la sociedad civil. Lo que debemos tener en cuenta es que, mientras más herramientas, mientras mayor sea el empoderamiento de los jóvenes y mayor sea su percepción de que la participación permite transformaciones reales; más jóvenes intentarán experiencias de participación política en distintos ámbitos.

                  Las elecciones constituyen un hecho significativo en la vida política de un país, de una ciudad. A través de las elecciones los ciudadanos expresamos nuestra voluntad. Cuando elegimos a nuestros representantes, elegimos, en realidad, una serie de políticas, ideas, una forma de entender y afrontar los retos del presente y del futuro.

                 La participación es imprescindible para la construcción de una sociedad democrática y a la vez constituye una necesidad en si de los individuos y de los distintos sectores sociales. Pero para que la participación se consolide debe tener la posibilidad de que se concreten las opiniones y de verificar sus resultados.
                 La participación transforma y enriquece la democracia política a través de la expresión de las organizaciones intermedias y por lo tanto de la sociedad real.

                Hoy mientras vemos que hay falta de esperanza en el sistema democrático, desprecio por lo político, desconfianza en la justicia y desinterés por los asuntos públicos y políticos, nos encontramos en contraposición con
estos jóvenes que reclaman poder elegir, demuestran pasión política, con raíces en la utopía y en ideales que representan un futuro y una sociedad en donde se deben ejercitar las hábitos del diálogo y la concertación, practicando los valores de la sencillez y la humildad.
           
                  Los jóvenes se caracterizan por su heterogeneidad, determinada fundamentalmente por las condiciones de estructura económica, sociocultural y geográfica. Las desigualdades sociales que enfrenta nuestra sociedad también atraviesan a los jóvenes.

                  El voto joven es sólo un paso, debe abrir el camino para ampliar la incorporación de la perspectiva de juventudes en todas las áreas de gobierno de manera transversal.

                 La juventud no es solamente un grupo etario, es una construcción socio-cultural que varía según contextos y épocas.
                Cualquier proceso de cambio en la vida política de un estado es inseparable, es impensable sin la participación juvenil.
               Quienes sino los jóvenes levantándose contra un régimen dictatorial, manifestándose contra quienes castigan a los más vulnerables, a los que menos tienen, quienes sino los jóvenes luchando por los mas excluidos y buscando alternativas a un mundo que muchas veces parece tener la cabeza en los pies.
                                             
                Debemos modificar el abordaje a las problemáticas de los jóvenes, superando los viejos paradigmas estigmatizantes y reduccionistas de la juventud.
                El pasaje de ser receptores pasivos de las políticas públicas a ser sujetos activos, implica enfatizar las potencialidades y capacidades, para convertirse en el punto de partida de una producción social colectiva, reconociendo a los jóvenes como sujetos activos de derechos, socialmente responsables.

               A la vez es muy importante que los jóvenes construyan alianzas generacionales con aquellos adultos más permeables y más sensibles a sus realidades, que adviertan la magnitud de los cambios que nos comprometen y que debatan abiertamente, como única via para avanzar, de allí saldrá la nueva agenda, y a partir de ella, deberán elaborarse las estrategias que permitan modificar las relaciones de poder hasta alcanzar un nivel de acumulación para construir un futuro para todos.
Mucho ruido ha generado en este último tiempo habilitar a los jóvenes a partir de los 16 años a ejercer el derecho al voto, no se trata de un tema nuevo ni aislado en nuestro país, ni en nuestra ciudad, como concejales debemos asumirlo, adoptarlo, adaptarlo y efectuar las reformas necesarias y dictar la normativa adecuada para garantizar el acceso al voto en las elecciones municipales de nuestros jóvenes a partir de los 16 años, porque suma, porque es bueno y positivo para la sociedad que anhelamos, porque se trata de generar derechos y medidas para incentivar a los jóvenes a la participación; porque debemos entender que los jóvenes no son solo el futuro de nuestro país, sino el presente, están aquí y ahora y tienen mucho para aportar a la construcción colectiva.

                            Como dijera en su época de estudiante Guillermo Estevez Boero: "se marcha, no se llega", queriendo significar que lo que interesa es avanzar hacia la consecución de los fines y no el afán por el resultado inmediato, porque siempre tendremos un objetivo más allá, siempre generaremos algo nuevo para mejorar, buscando incansablemente alcanzar una correcta síntesis entre nuestra acción y nuestro pensamiento, entre nuestra teoría y nuestra práctica, buscando siempre actuar sobre la realidad para transformarla de manera positiva.

Por todo lo expuesto Sr. Presidente, solicito a mis pares la aprobación del  proyecto de ordenanza de reforma parcial por enmienda de la Carta Orgánica Municipal en el artículo 185 y la modificación a la Ordenanza 1532/07 del Código Electoral Municipal, a los efectos de que los jóvenes de 16 y 17 años queden habilitados para emitir su voto en las elecciones municipales de la ciudad de Río Cuarto.”

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